De la causa justa a la reedición de la marcha por la paz

Porlaredaccion

8 de marzo de 2020

#NiUnaMenos
(La Andana de la Ultraderecha Camaleónica)*
«El nueve nadie se mueve»

Ser pluralista antes de ser feminista; tener un mundo radicalmente plural como meta histórica

Rita Segato

«No es que el ojo del público sea cruel y rapiñador, sino que se lo enseña a despojar, a rapiñar, a usar los cuerpos hasta que queden solo restos; es una pedagogía porque ese público está siendo enseñado” – Rita Segato, y después de matar mil veces, sigue el engaño y ahora la convocatoria por la causa justa. Hace falta ver el contexto y otro despojo que no, manipulación; eso advierto. Por la causa del feminicidio deberíamos salir todos. El despojo de la causa para otros fines y de nuevo como en 2004 en la llamada marcha por La Paz, hoy el llamado a salir a protestar lo realizan de nuevo a través de la expropiación de causa los medios de comunicación que *Althusser* define como ‘aparatos ideológicos’ del Estado, que durante años aseguraron la adhesión inconsciente de los individuos a los valores que definen la estructura social y despliegan los mecanismos de la dominación social. Y de nuevo el contexto: El oportunismo de una causa como el feminismo en la que aparecen convocantes junto a los medios masivos de comunicación y redes sociales, las empresas de élite, la iglesia, los partidos políticos, los opositores independientes, expresidentes, nuevas formaciones políticas, actores y actrices, es decir, poderes fácticos otrora dominantes (cómplices en su mayoría por acción u omisión del feminicidio que mata mil veces) es realmente sorprendente que se aglutinen en torno a una causa, que no representan y que a decir lo menos ignoraron.

La convocatoria que se realiza desde el dolor y la rabia de las mujeres es justa y necesaria, basta recordar la acumulación de agravios: Las muertas de Ciudad Juárez, la violaciones y torturas en Atenco, Ernestina Asencio, Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara Juan y Teresa González Cornelio, la niña Paullete, las miles de desaparecidas, el contrato de Angélica Rivera, lo acontecido con el priista Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre por operar una red de prostitución, los porkys, el abuso y exposición de los medios de comunicación, el fakeminismo de ocasión, el gobernador de la mujeres, el acoso laboral, callejero y en instituciones educativas, la violencia física, económica y psicológica y sexual al interior de los núcleos familiares, la explotación y marginación por parte de las empresas, el abandono gubernamental gunernamental durante años etc.

Sin embargo, es necesario recordar *»La marcha por la paz de 2004″* que convocó el mismo dolor e indignación y que fue aprovechada, por los mismo poderes fácticos y en el poder (en ese tiempo) los que hoy se suman y cuyo propósito( y no el de la mayoría de los manifestantes que vistieron de blanco en aquella marcha) el de asestar un golpe mediático al entonces Jefe de gobierno Andrés Manuel López obrador.

Una guerra mediática de baja intensidad operó en aquel entonces con el objetivo de impedir la llegada de este a la Presidenta de la República. Hoy el efecto propagandístico vestido de solidaridad se convierte de nuevo en despojo de la bandera ciudadanos y en reedición de una andanada mediática de la ultraderecha camaleónica, que de nuevo sale a convocar para darle un giro a la causa justa: La impunidad de los feminicidios.

Los recientes acontecimientos que enmarcan a las denominadas «marchas Fífi» que denuncian desde su inicio: La falta de libertad de expresión, la concentración del poder en un solo hombre, el comunismo y dictadura en México; y el tono con que han subido las manifestaciones; y el respaldo conservador que estuvo detrás de la guerra propagandística contra AMLO en 2004, 2005, 2006 y demás, hace pensar en que la apropiación, es decir, despojo y uso de una causa; puede ser parte de lo que *Gene Sharp* denomina: «El calentamiento de calles» que es precedido por la generación de la pérdida de legitimidad de un gobierno democrático.

No es que exista manipulación de las participantes, las exigencias de justicia, la lucha contra el acoso y maltrato en todas sus vertientes contra las mujeres; ya sea por parte de los gobiernos en los que se gestó y agravó esta situación o de la sociedad o el núcleo familiar o laboral, son legítimas y se debe reclamar justicia. Pero, se advierte el riesgo de un posible uso, por parte de quiénes en la lógica de los acontecimientos que preceden a este paro nacional, haga pensar en el uso, como reedición de la marcha de la inseguridad en 2004, para golpear al gobierno de la 4T.

Esperemos que esta protesta cumpla su objetivo de lucha; y que de este paro nacional, emane una reflexión para acabar con esta alarmante situación de abuso, odio, discriminación y muerte; que comience a aliviarse el dolor de las víctimas y de sus familias y que sea el inicio de algo nuevo, que la violencia terminé en todos sus aspectos contra todo ser humano; y que en futuras convocatorias podamos sumarnos, sin importar el género para luchar juntos por esta situación que preocupa, no sólo a mujeres sino a hombres que tienen madre, hijas, esposa, abuelas, amigas, compañeras etc.

Por las que luchan día a día, por las mujeres que les precedieron en esas batallas, por la batallas que lucharon juntas y por las que vienen, que así sea.