» Llegamos maltrechos, sin lugar a dudas. Llegamos, después de nuestra más seria y grande derrota»
El nonagenario y gerontocrático Partido Revolucionario Institucional ha llegado como lo afirma: «maltrecho» y con un padrón de militantes venido a menos, el otrora partido de Estado vive en una realidad paralela en donde los mexicanos piden, a más de un año del nuevo gobierno, su regreso al poder.
Wikipedia define alucinar como sufrir de una o más alucinaciones (confusión de los sentidos, en que se percibe algo que no está allí. Relacionados: delirar, imaginar, soñar. Y es que tener alucinaciones o percepciones exteriores inexistentes que considera como reales, lo coloca lejos de la realización de su meta más próxima «ganar elecciones»
Dice el líder del PRI, “llegamos con el ánimo renovado en esta nueva etapa para ganarnos la confianza de los ciudadanos y volver a ganar las elecciones”. Quizás, haya olvidado el cúmulo de agravios que dejaron tantas décadas de Gobiernos del PRI y ahora dentro de su alucine, pide que por lo «bueno» que tenemos le echemos la culpa al PRI.
En su alucine, el trasnochado líder grita en un discurso sin contagio “hagan lo que hagan no vamos a dejar que le arrebaten al PRI su lugar en la historia”, pero Alito no sabe que están moralmente derrotados y que su lugar está en el basurero de la historia. En su imaginario mundo ¿quién o quiénes habrían de arrebatarle su lugar en la historia? ¿Alejandro Moreno sabrá que es líder de una miasma política? y claro, el alucine no termina ahí, en su relato del nuevo PRI ahora dice que la corrupción no es del Instituto político, sino de las personas en lo individual. De personas, es decir, de un partido, militantes. Así las cosas, 5 Gobernadores bajo acusaciones severas de corrupción, ex- Secreatarios de Estado bajo prisión preventiva, y bueno, la sospecha de colusión alcanza a familiares y amigos de estos, y claro, al mismo Enrique Peña Nieto (ex-Presidente de México).
Nada más lejos de la realidad, la pérdida de confianza, no se gana con declaraciones, discursos sin eco, y spots publicitarios, lo cierto es que 30 millones decidieron cambiar al régimen, que llevó a nuestro país al despeñader en complicidad con el PAN y el PRD. Por eso , hoy los ciudadanos ya no los ven, ni los oyen.
El alucinamiento del PRI es mayor, viven en una época donde no saben ser oposición; pero dicen que son fuertes, donde pueden señalar con autoridad moral, donde representan la opción de cambio, pero en décadas nunca lo representaron; desfasados y ajenos a un proceso revolucionario (similar por los grandes objetivos) como del que emana, este partido de la «Devolución Mexicana» (Rius) sufre las consecuencias del uso y abandono de su militancia y de las malas decisiones tomadas cuando gobernaban.
Esta errónea visión de la realidad donde el PRI y sus dirigentes tienen alucinaciones, donde escuchan, ven o sienten cosas que se originan en el interior de su propio cerebro y que, aunque, las viven como si fueran reales, alguien tiene que decirles que no lo son.
Así como construyeron un candidato desde la alucinante visión de la televisión y compraron la elección presidencial, como muchas otras, hoy la realidad que emana de esa falsa construcción les está pegando en la cara. Ya no son la maquinaria que fueron antes, en esta realidad perdieron y tienen a un pueblo que se informa y no olvida, y sí, estoy de acuerdo en una cosa, hay que echarle la culpa al PRI. ¡No olvidemos!