Las similitudes entre la mitología, en particular «La Caja de Pandora» y la historia reciente de nuestro país, son a decir lo menos aleccionadoras.
El parecido con la realidad, no es una mera coincidencia. Hace algún tiempo los oligarcas de México se encontraron ante la circunstancia de que alguien podía quitarles el control sobre las riquezas del país. Enojados ante tal osadía, estos crearon a su imagen y semejanza a un personaje sin valores y perfecto para castigar tal atrevimiento.
¿Qué nombre quedará mejor para el mito de la democracia mexicana? Calderón o Peña. Para el caso representan lo mismo. Así que para cuidar sus intereses este grupo minoritario de oligarcas le obsequió a Calderón una caja (para ser históricamente exactos: una jarra), el ánfora representa la legitimidad ante el fraude y esta podía lograrse solo si Calderón la abría. Tentado por su falsedad e impostura, Felipe Calderón abrió la «La Caja de Pandora», pero éste no imaginaba que el precio de su ilegitimidad saldría tan caro.
Dentro del ánfora se encontraban los demonios de la guerra del narco, las desapariciones forzadas, la represión a las protestas, la militarización, la violacion de los derechos humanos, el alcohol, las privatizaciones… pero había una al fondo de la jarra que no escapó como los otros bienes que venían con todos los males de su ilegitimidad: «La esperanza».
Sí, la esperanza que liberaron en las pasadas elecciones millones de personas que optaron por un cambio de régimen y que representan el partido Morena y el líder que les robo el sueño a los oligarcas que no permitieron por muchas décadas que esto sucediera.
La mitología griega nos deja interpretarla para reflexionar. El mensaje es el mismo: La esperanza siempre queda entre los hombres. A pesar de los males y tempestades que desató Calderón y demás cómplices, el pueblo se organizó y eligió hablar de esperanza.