La oposición política es un grupo de personas o partidos políticos con pensamiento diferente al grupo que ostenta el poder y que hace críticas y cuestionamientos a los desaciertos del mandatario en turno. Puede ser una oposición democrática y racional que tienda a capitalizar el hartazgo de un mal gobierno.
Este grupo opositor suele ser plural aunque sirva a los mismos intereses. Se puede ser oposición desde la minoría, pero siguiendo un programa político que sea contrapeso a las decisiones que pretenda tomar el gobierno. Oposición que se respete tendría que cumplir ese papel.
Se puede ser estridente y perder el rumbo ideológico e incluso alcanzar niveles de toxicidad, no proponer nada y solo golpear. Pero también se puede caer en un rol al decir lo menos mediocre como oposición.
Las posturas exageradas, el falso debate, la estridencia de ocasión, y el oportunismo del tema en boga, hacen del «frente opositor» al gobierno de la 4T una oposición del mame.
Parece no importarles la causa justa, el debate informado, el ciudadano al que desde la minoría representan o los temas nacionales. Van sin rumbo y sin una agenda política, el extravío es vergonzoso, no hay tan solo un plan a seguir. No actúan y están reducidos a reacciones con las que trivializan el debate político.
Por eso su actuar como oposición se parece más bien a la repetición constante y al debate de tendencia vacío de contenido que se genera que en redes sociales. No colocan ideas, propuestas razonadas o alguna alternativa que sea útil a los problemas colectivos. Generan solo tendencias y viralizan ataques, hacen ruido y saturan los espacios de discusión con opiniones que resultan poco informadas. Solo producen molestia o mejor dicho el «mame» efímero en el que luego de opinar absurdos terminan ridiculizados como oposición.
A este tren del mame llamado oposición se suben partidos y actores políticos, actrices y actores desafortunados, periodistas sin chayote, resentidos, fifís y aquellos que se creen fifís, sectores radicales de izquierda y de derecha etc.
Una recomendación antes de subirte o hacerle la
parada al tren del mame opositor, piensa antes de aceptar su invitación.
Transformar al país no es resultado del «mame» sino producto del pensamiento y la acción de miles de ciudadanos que se informan y actúan en consecuencia. El «mame» político es una manipulación burda. No les sigamos el juego ¡No te subas al tren del mame!