En un inusual giro de eventos, miles de argentinos tomaron las calles este miércoles en una manifestación sin precedentes contra el gobierno del ultraderechista Javier Milei. El motivo de la protesta fue el anunciado recorte drástico del gasto público, una medida que ha generado tensiones y polarización en la sociedad argentina.
El gobierno hizo todo lo posible por disuadir a los manifestantes. Se instó a evitar la participación de niños, argumentando el riesgo de exponerlos al calor y la violencia, y se amenazó con retirar las ayudas sociales a aquellos que cortaran calles.
Esta posición colocó a la población más vulnerable en una situación complicada, atrapada entre las organizaciones sociales que promovían la manifestación y un gobierno que advertía enérgicamente en contra de participar, llegando incluso a habilitar una línea telefónica para denuncias anónimas.
Según fuentes oficiales, más de 9,000 personas llamaron para denunciar amenazas de las organizaciones sociales, evidenciando la tensión palpable en la sociedad argentina. La marcha del 20 de diciembre se convierte así en un reflejo de las crecientes divisiones y la polarización política que enfrenta el país en medio de medidas económicas controvertidas.