Hoy, quiero compartir algo que he estado callando por mucho tiempo. En la madrugada de hoy, mi ex pareja, Isaac N., volvió a agredirme físicamente. Esta no es la primera vez que me ocurre. Durante casi dos años, las discusiones se convirtieron en agresiones, tanto físicas como verbales. Las amenazas de muerte y la manipulación eran parte de mi día a día, y siempre terminaba regresando, convencida de que cambiaría.
Después de descubrirle infidelidades y hablar sobre ello, la violencia se intensificó. Aunque tenía miedo de hablar, siento que es necesario hacerlo ahora. Quiero que mi testimonio sirva de alerta para quienes viven en situaciones similares. Mi error fue haber permitido todo esto durante tanto tiempo, pero sé que no soy la única.
El amor no duele. Nadie tiene el derecho de hacerte sentir inferior o de usar la violencia como forma de control. Si te encuentras en una situación así, no lo dudes: ve a la primera. La violencia no cambia, y el respeto y el amor verdadero nunca te harán daño.
Ya se ha realizado la denuncia correspondiente. Hoy doy este paso para cerrar un ciclo y para dar un mensaje claro: es posible salir de estas situaciones, y lo que menos merecemos es vivir con miedo.
